Torre Glòries

Un homenaje a Gaudí y a la cultura catalana. Así es como el arquitecto francés Jean Nouvel, ganador del premio Pritzker en 2008, concibió la torre Glòries como un rascacielos ubicado en la confluencia de las tres principales arterias de Barcelona, la Avenida Diagonal, la Avenida Meridiana y la Gran Vía.

Con 145 metros de altura, es el tercer edificio más alto de la capital catalana, tras las famosas torres Mapfre, que ocupan el primer y segundo puesto hasta que la Sagrada Familia sea finalizada. En ese momento, la obra cumbre de Gaudí cambiará para siempre el skyline de nuestra ciudad. Y es precisamente la Sagrada Familia uno de los focos de inspiración de Nouvel a la hora de diseñar el edificio. Concretamente las columnas de la basílica, cuyos campanarios inspiraron el aspecto cilíndrico y apepinado del edificio. También se fijó en otros emblemas de la cultura catalana, como el macizo de Montserrat, de gran importancia en Cataluña, ya que en su templo se encuentra la imagen de la Virgen de Montserrat, patrona espiritual de la región. Con esa forma tan transgresora en su momento, el edificio causó gran conmoción en nuestra ciudad.

Aún así, desde el primer instante la torre Agbar se convirtió en uno de los edificios más conocidos de Barcelona. La obra no estuvo exenta de polémica, ya que se consideró en su momento que este tipo de diseño rompía con el estilo imperante hasta la fecha en Barcelona. Sin embargo, la aceptación por parte de la ciudadanía y el enorme éxito de popularidad cosechado entre los turistas que acuden al singular edificio a apreciar sus formas han hecho de este inmueble un auténtico icono de la ciudad, hasta el punto de colar su aspecto de proyectil en el skyline actual de Barcelona.

A ese éxito contribuyó en gran medida su iluminación nocturna, cuando el edificio se hace visible desde diversos lugares de la ciudad gracias a la combinación de 4.500 dispositivos LED, capaces de generar imágenes en movimiento. Este sistema permite reproducir hasta 16 millones de colores. Y gracias a la eficiencia energética con la que fue diseñado el coste de iluminar la fachada al completo durante una hora apenas es de seis euros. Este sistema de iluminación es conocido como Diffraction y es utilizado en la celebración de diferentes acontecimientos importantes para la ciudad.